lunes, 7 de octubre de 2013

EL NIÑO



     Sentado en su sillón favorito el abuelo leía una novela. El crepitar del fuego rompía en el interior de la chimenea y provocaba agradables destellos que inundaban con su luz la acogedora estancia.
     Jaime acomodado junto a la ventana veía la nieve caer. De forma copiosa los copos se balanceaban animados por el gélido y susurrante viento. De pronto el rapaz se giró y se dirigió a su abuela, que zurcía un calcetín.
     --La gente que no va a misa y no cree en Dios van al infierno, ¿verdad?
     --Sí, claro Jaime.
     --Entonces los asesinos aunque crean en Dios y acudan cada domingo a la iglesia, ¿irán al cielo?
     La anciana se quedó perpleja ante la pregunta de su nieto. El abuelo levantó la mirada de su libro, mientras el reflejo del hogar dibujaba en su faz caprichosas formas. En el exterior se escuchó el ulular de un búho. El anciano reflexionó sobre lo difícil que resulta explicar ciertas cosas a un niño.

3 comentarios:

  1. Hola!! tu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs y por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiarnos ambos con mas visitas.

    me respondes a emitacat@gmail.com

    besoss!!
    Emilia

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  2. ...por extraño que parezca , Antonio llevas toda la razón
    conozco en mi familia personas de comunión diaria y como me comentó el parroco , son de dudosos arrapentimientos...como expreso nuestro poeta asturiano Campoamor ...hacen el mal van a misa y ...encima salen bendecidos...


    me quedo en tu lar y te invito a visitar mis horas Rotas con todos mis saludos j.r.s.

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